Fue una noche sin estrellas, corría mucho viento, había indicios de que se venía una fuerte lluvia, yo volvía a mi casa muy cansado después de trabajar, de pronto mientras manejaba mi moto te vi a un lado de la pista, arrodillada en el suelo, al costado tu moto chaly color verde, ya muy viejita y que ya te había hecho varios desplantes en plena calle y en los más inoportunos momentos, al perecer tenías problemas nuevamente, pasé muy cerca de ti, seguí de largo pero al llegar a la esquina decidí dar vuelta y ayudarte, me estacioné a unos metros de donde tu te encontrabas y me acerqué a ti:
Hola, como estas…eeeh disculpa pero pasaba por aquí y vi que tienes problemas con tu moto, esteee si quieres te puedo ayudar – te dije con tímida sonrisa y casi tartamudo al hablar, mientras tu luchabas con el motor de tu vetusto vehículo.
Hola…oye que bueno, pucha que lindo, en serio me puedes ayudar? – me contestaste mientras te levantabas del piso.
Claro, como no, además ya estoy acostumbrado a estas cosas, mi moto también se para malogrando constantemente y ya me hice todo un mecánico empírico – sonreímos un poco.
Si ya lo creo, pero yo soy una inútil, a las justas le lleno el tanque de combustible y eeeeeso a veces me olvido - nos reímos a carcajadas.
No son cosas que una chica deba saber, además para eso estamos nosotros para auxiliarlas.
Gracias en serio, mi nombre es Ana María, pero todos me dicen Annie – te presentaste estirándome tu mano lleno de grasa.
Fabián, que lindo gusto – te estreché la mano sin problemas, ya que la mía también ya estaba toda grasienta.
Así fue como nos conocimos, si bien esa noche no pude solucionarte el problema con tu moto, pero no fue porque no era capaz, aunque te debo confesar que el problema era muy simple y pude haberte hecho funcionar la moto en unos minutos, pero quería tener una excusa para acompañarte a tu casa aunque sea empujando tu moto con la mía y poder verte al día siguiente, ya sabes así soy yo o como tu siempre me decías “tu y tus mañoserías para conocer chicas, eres un pendejo monse”, así eras tu mi bien recordada Annie siempre diciéndome las cosas claras y directas, eso es lo que me encantaba de ti, no me ocultabas nada, aparentemente no había secreto entre los dos.
Nuestra amistad duró muchos años, lo mismo que duro mi cariño, admiración y lealtad hacia ti, ese mismo cariño que con el pasar del tiempo crecía más, seguí tu vida muy de cerca, conocí a todos tus novios y tu a mis conquistas de turno, a las mismas que con rumores falsos sobre mi las forzabas a que me abandonen, eras muy celosa, “ya demasiado tiempo ya te gozó, ya déjala, tu eres todo mío, que no jodan esas cojudas” me decías muy orgullosa después de lo que habías hecho con las ingenuas chicas con las que me divertía, eras más loca que una cabra Annie y yo cada día más loco por ti, pero siempre me lo guardaba en secreto.
Hasta fui cómplice en algunas de tus saliditas con chicos mayores que tu, aunque nunca llegabas al sexo con ninguno de ellos, y yo te creía cuando me lo decías, no por tonto, sino porque te conocía muy bien, me contaste una tarde que solo lo habías hecho un par de veces con tu ex, con el que duraste un año, de paso fue tu primer novio y tu primer hombre, ¿qué será de la vida de Carlos, seguirá viviendo en Madrid?¿Seguirá siendo el mismo nerd?.
Siempre me contabas de tus aventuras locas que no pasaban de besitos y abrazos, me aseguraste que solo eso eran para ti simples “aventuras amorosas” y por lo mismo no llegaban a más, que en realidad vivías enamorada de un tipo al cual yo desconocía, era todo un misterio para mi, me obligabas a rogarte por su nombre, vivía atormentándome la cabeza tratando de descifrar tus palabras para saber quien era el tipo que me estaba robando a la mujer que tanto quería, mientras tu alimentabas mi cólera y odio hacia este enigmático personaje cuando me describías como era contigo. No sabes como ardía en celos.
Huy no sabes como es él conmigo, es súper lindo, es todo un galanazo, muy atento, conversamos mucho, salimos a comer, me escucha, es detallista, me dedica canciones y poesías, ufff no sabes, lo amo, lo a-m-o.
Ya pero dime quien miércoles es tu dichoso noviecito, me gustaría conocerlo. – te decía aparentemente muy tranquilo, pero por dentro pensaba estropear a golpes su linda boquita y sacarle la lengua para que nunca más te pudiera cantar ni recitar algún poemita barato.
No no no Fabián, muérete de viejo y no de sapo, jamás, never osea nunca te lo diré, quédate con la espina en la garganta, además no es mi noviecito, al menos todavía no, pero algún día lo será ya, tengo la esperanza de que lo sea, lo malo que es muy mujeriego, pero en el fondo es muy lindo.
Ok, entonces no te cuento a quien me levanté anoche – era obvio que desde hace mucho no tenía nada con ninguna chica, solo tenía ojos para ti.
No me importa, además sabes una cosa? Yo solo volvería a hacer el amor solo con él, ¿y sabes porque?
¿Por qué? - te contesté con ganas de que alguien jale del gatillo y me desaparezca porque ya me sabía tu respuesta.
Porque lo amo.
En ese momento moría, pero no de viejo sino de celos, de unos celos casi enfermizos y con pensamientos homicidas, cuanto hubiera querido ser psíquico y poderte leer la mente y saber de una vez por todas quien era el famoso galancete que te llenaba la cabecita de palabras de amor, aquel hombre guapo por quien desbordabas natural pasión y admiración.
Annie jamás me atreví a insinuarte nada acerca de mis sentimientos, siempre me mostré lo más natural posible, trate de disimular y maquillar mis palabras o alguna que otra caricia que me atrevía, trate de ser el mejor amigo que una chica linda como tu pudiera tener, te vacilabas cuando me oías darle algún consejo a algún amigo en común que no sabía como enamorar a una chica, en medio risotadas decías: “El señor de la seducción esta dando cátedra de cómo enamorar mujeres”, quizá lo decías en broma o puede que era una indirecta muy directa, tal vez siempre supiste que estaba templado hasta las patas de ti y mientras me decías esto en tu mente decías algo como “este cojudo tanto consejito a sus amigos de cómo seducir mujeres y él no es capaz de confesarle su amor a la chica que quiere”, créeme que por un momento esto pude leer en esa risa burlona.
Una noche que jamás olvidaré, fue la mejor que vivimos juntos, la recuerdo muy claramente, toda la tarde había llovido, las calles estaban todas inundadas, la brisa era fresca, tanto así que invitaba a meterse a la cama temprano, eso intenté hacer hasta que ya un poco más de las nueve de la noche sonó mi celular y eras tu:
Aló?
Fabián?
Si ,soy yo. Annie que pasa?
¿Estas ocupadito?
Estoy acostado en mi cama, viendo película, que por cierto esta malaza, ya me esta aburriendo y me duermo dentro de un rato …por?
Quiero que ayudes con inglés, mañana es el examen final y dependo de esto para mantener mi promedio alto.
Ya vente pa´ ca.
Tú sabías que yo hacía cualquier cosa por ti, y si el precio de ese desvelo era gozar de tu presencia, entonces lo pagué gustoso. Ya te faltaba solo ese semestre para que finalices tus estudios de Educación Inicial en la universidad, te encantaban los niños, querías tener dos, pero con el tipo del que estabas enamorada.
A ti te encantaba el vino, no te gustaba la cerveza, la odiabas ya que te mareaba muy rápido. Así que saqué un vinito que mi viejo trajo una noche para una celebración familiar que al final ni se lo tomaron. Llegaste a los 10 minutos, vivías a escasas diez cuadras, ya no viniste en tu bulliciosa y vieja moto chaly verde, sino en tu nuevísima crypton negra, que ciertamente era más grande y más veloz, te la habían comprado tus padres para tu vigésimo cumpleaños, lo recuerdo bien por que yo tenía 21, te llevaba solo por un añito. Estuvimos estudiando cerca de dos horas, hasta que el vino comenzó a hacer efecto en nosotros, no estábamos borrachos, pero fue lo suficiente como para soltarnos la lengua y en una avalancha de valentía me miraste fijamente con esos ojos cafés y me dijiste:
“Gracias por todo, por tu amistad, por ser tan lindo, por escucharme, por ser atento conmigo y gracias por dedicarme y cantarme esas canciones tan bellas y por escribir los poemas más lindos que me llegaron al corazón, te amo”
Yo me quedé mirando tus ojos, tus labios, tu cabello, te vi más bella que nunca, te ame más que la primera vez que te conocí, me quedé sin palabras, quieto, inmovilizado por tus palabras, pensando lo idiota que había sido, todos estos años me venías diciendo que estabas enamorada de mi y no me di cuenta, que imbécil en obsesionarme buscando al tipo del cual me hablabas tan bonito, tan ilusionada, soñando despierta que él sería el padre de tus hijos, sin saber que ese tipo era yo. Solo te miraba mientras te acercabas para besarme, por fin pude probar la dulzura de tus labios - los mismos que me alucinaba besándolos mientras me ponía en lugar de los tipos con los que te aventuraste alguna vez - te besé apasionadamente por todos esos años de amor clandestino que te tenía.
Mis padres ya dormían, entramos silenciosamente a mi habitación, te recostaste en mi cama, la misma en las que tantas tardes gozaba con tu lindo cuerpo -moldeado agradablemente por horas de horas en las clases de baile en el gimnasio, si que te gustaba el baile – yo parado al borde de la cama contemplándote, me pediste que me quitara lo ropa lentamente y que hiciera lo mismo contigo, aquella noche te amé como siempre soñé hacerlo, te hice el amor tantas veces, pero solo en mis fantasías. Tu fuiste mi primera vez, hice el amor por primera vez contigo, por más que haya tenido muchas otras amantes en mi perra vida, para mi tu fuiste mi primera mujer. Sin darnos cuenta nos dio las tres de la mañana.
Huy carajo!!! mira la hora que es Annie…debes irte ahora mismo.
No mi amor, quiero quedarme contigo para siempre, así como estamos ahorita abrazaditos.
Pero tus viejos se van a molestar, no quiero que pierdan la confianza en mi, en serio debes irte, es más, mañana te busco a la salida en la universidad y nos vamos a comer algo rico…ok?
Mmmmm bueno que más me queda.
Te levantaste de la cama, yo me quedé recostado, y observando tu desnudes me sentí feliz, era un sentimiento que nunca antes había experimentado y quería sentirlo muchísimo tiempo más. Te terminaste de vestir, yo me puse solo una truza y te acompañé a la puerta, ya sentada en tu nueva moto, nos despedimos:
Ya me voy mi amor, no sabes lo feliz que me siento el haberte dicho lo que sentía por ti, aunque tu no me lo digas yo se que tu también me quieres mucho – me decías mientras se te escapaban unas lagrimas de tus ojos, las mismas que fueron a parar en tus labios, yo me acerque y te di un beso.
Ahorita no tengo palabras, contigo siempre me quedo mudo, solo te digo que esta noche fue muy especial y si…te amo.
Adiós loquito.
Adios Annie.
Annie, se que nunca podrás leer ésta carta, ya que aquella fue la última noche que te vi, minutos después camino a tu casa se te cruzó un perro callejero, la pista continuaba mojada, trataste de evadirlo con tus buenos reflejos y tu notable habilidad al conducir pero fue imposible, saliste volando y tu cabeza fue a dar en el borde de la vereda, fue instantáneo, tu cuerpo sin vida quedó tirado en esa calle húmeda y desolada, te perdí.
Yo me enteré la mañana siguiente a través de la llamada de tu mamá, ella me dio la penosa noticia, quedé devastado, tuvieron que pasar varios años para poder reponerme. Ahora escribo esto a manera de tenerte siempre presente, en mi memoria y en mi corazón, para dejar una huella de que lo vivido por nosotros fue una verdadera historia de amor, un sentimiento que se fue fortaleciendo por la amistad, admiración y cariño incondicional que existió entre nosotros. Ahora me consuelo escribiéndote, lo hago porque tu recuerdo no me quiere abandonar, además es la única manera que tengo de sobrevivir dignamente contigo en el corazón.
No quería creerlo, no podía perderte, no en ese momento, no cuando por fin eras mía completamente, me había preparado cerca de tres años para vivir lo que estaba viviendo contigo, y al encontrarme con la cruda y deprimente realidad simplemente quedé en shock, sin ganas de nada, reviviendo en mis pensamientos lo vivido la noche anterior, cuando tenía tu cuerpo desnudo entre mis brazos, mis labios saboreando toda tu suave piel, besando el tatuaje que te hiciste conmigo en la espalda, estabas tan llena de vida, feliz de que por fin pudimos decir lo que teniamos guardado tanto tiempo y ahora tu cuerpo esta en una fría sala de la morgue.
Aún siguen tatuadas las palabras que me dijiste aquella noche cuando me besaste por primera y última vez “Te diré un secreto, te quiero, te amo como a nadie en este mundo pero nunca me animé a contártelo, tuve miedo.... miedo a que no me amaras...”. Y ahora me pregunto ¿Qué hubiera pasado en nuestras vidas si me dejaba convencer por ti para que te quedaras conmigo toda esa noche?...y me respondo, tal vez te hubieras quedado conmigo, no solo esa noche, sino para toda la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario